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30 de Julio de 1995

Columna 6

Esta columna fue escrita y guardada hace unas semanas. La razón es que, de alguna forma, la cinta de la máquina de escribir de Dean desapareció. Así que la guardamos hasta que él pudiera estar de vuelta, lo que no ha ocurrido todavía. Decidimos seguir adelante y publicarla esperando que pronto pueda volver a escribir.

La vida en el corredor de la muerte es parecida a esa película, “ El día de la marmota”. Un día es igual que el día anterior y exactamente igual a como será el día siguiente. Hay unas pocas excepciones. Si tienes familia o amigos que te visitarán, puedes conseguir una visita ocasional. También harán un registro del bloque de celdas periódicamente. De hecho, hicieron una la semana pasada. Llegan a tu celda cuando estás esposado y registran todas tus pertenencias. Si tienes un abogado, puedes conseguir una visita legal de vez en cuando. Aparte de eso, todos los días son prácticamente iguales. No hay diferencia entre días laborables, fines de semana y vacaciones, excepto que no se reparte el correo durante los fines de semana y las vacaciones.

Puedes apuntarte en una lista para utilizar el teléfono. Hay un teléfono por cada hilera, así que todos los días 54 tíos están constantemente intentando utilizar un poco el teléfono. No todo el mundo tiene a alguien a quien llamar, pero para los que sí, conseguir tiempo para utilizar el teléfono es una tarea continua. El teléfono está pegado a un carro con ruedas, y lo mueven de celda en celda de acuerdo con el programa. De vez en cuando puedes quedarte sin teléfono, si al guardia no le apetece caminar para mover el carro cuando tú estás en la celda, o si tienen el día libre o están haciendo cualquier otra cosa.

Cuando te traen el teléfono, abren la bandeja de la puerta y tú coges el receptor y te estiras para marcar el número en el disco. Sólo podemos hacer llamadas a cobro revertido, y el sistema telefónico tiene una operadora computerizada para hacer la llamada. Yo soy de los afortunados y tengo unos cuantos amigos a los que llamo con regularidad. Creo que algunos de mis amigos deben de sentirse abatidos cuando contestan al teléfono y un ordenador les pregunta si aceptarán una llamada mía a cobro revertido. Por supuesto, el ordenador hace énfasis en que estoy llamando desde la Prisión Estatal de California. Durante la llamada, la conversación es interrumpida cada 30 o 45 segundos por una grabación que declara que es una llamada telefónica realizada desde la Prisión Estatal de California. Yo estoy acostumbrado, pero creo que es realmente molesto para algunos de mis amigos que una llamada que ellos están pagando sea interrumpida así.

El correo es lo que siempre esperas con impaciencia, incluso aunque tarden mucho tiempo en entregármelo desde que llega a la cárcel. He tenido cartas esperando en la sala de correo durante más de seis semanas hasta que me las han entregado. Hace un par de años, me enviaron una carta a principios de diciembre, y finalmente la recibí a finales de enero. Durante las navidades, el correo se ralentiza, de las habituales dos o tres semanas hasta las cuatro o cinco semanas. No sé por qué se necesitan de dos a tres semanas para abrir una carta y asegurarse de que no contiene nada de contrabando.

He tenido que dejar de escribir a algunos de mis amigos y a la mayor parte de mi familia el último año, porque algún político tuvo la idea de ponerse duro con los criminales e hizo que la prisión estampara en grandes letras rojas que tu carta es enviada desde la Prisión Estatal de San Quintín. He oído que un par de presos, de los más de 100.000 que hay en California, abusaron del correo, así que, siendo un político, la solución para todo es hacer una ley, antes que tratar con el par de personas que abusan de algo. A causa de ese sello rojo, un par de amigos me pidieron que no les escribiera, porque les estaba causando problemas, cuando la gente veía el sello. Dejé de escribir a mi familia porque todos viven en ciudades pequeñas, y recibir una carta con el sello de la Prisión Estatal de San Quintín estampado, provocaría cotilleos y causaría mucha humillación a mi familia. Así que dejé de escribirles. Estoy seguro de que mi situación no es única. Dado que todas las cartas enviadas por presos deben llevar el sello rojo, estoy seguro de que ha separado a muchos tipos de sus amigos y familiares.

En el corredor de la muerte, las visitas están permitidas cuatro días a la semana. Solían ser más, pero ahora hay un montón de tipos aquí en el corredor, así que redujeron las horas de visita. Así que ahora hay muchas más visitas, con mucho menos tiempo. Sólo se permite a un determinado número de personas en la sala de visitas, así que una vez está llena, los guardias empiezan a terminar las visitas. Una vez una amiga vino desde Inglaterra para visitarme, y la echaron a la hora, más o menos. No hace falta decir que estaba realmente triste por venir desde tan lejos y ver como cancelaban la visita después de tan poco tiempo. La sala de visitas está abierta de ocho de la mañana a dos de la tarde. Tan pronto como tu visita llega, se supone que un guardia viene a tu celda y te escolta hasta la sala de visitas. Pero no es raro que la visita tenga que esperar una hora o más antes de que los guardias decidan venir y llevarse al tipo al que han venido a visitar. También algunas veces las visitas son acosadas por los guardias y lo pasan mal. Incluso he oído hablar de mujeres jóvenes golpeadas por guardias masculinos. Desaliento a que la gente me visite porque no quiero que la gente que me importa venga hasta aquí, sólo para tener que enfrentarse a un montón de mierda. Y tampoco quiero que la gente que me importa se exponga a un ambiente como este. He oído que algunas personas que habían venido hasta la cárcel para visitar a alguien, debido a todo lo que tuvieron que pasar, nunca volvieron. Y esto es así en todas las prisiones de California, no sólo aquí, en el corredor de la muerte.

Esto hace que me pregunte unas cuantas cosas. Todos los expertos en prisiones y en justicia criminal están de acuerdo en que una de las claves para conseguir que un preso salga y no vuelva a la cárcel es que tenga el apoyo de sus amigos y familia una vez haya sido puesto en libertad. No es ningún secreto que los presos que tienen a personas esperándoles tienen muchas más probabilidades de éxito que aquellos que no tienen a nadie. Lo que me pregunto es porqué parece que una parte del sistema se esfuerza en crear una brecha entre los presos y sus familiares y amigos, cuando están en prisión. Parece lógico que si el sistema estuviese intentando realmente que los presos no volvieran a la cárcel, haría todo lo posible para asegurarse que hay lazos fuertes entre los presos y aquellos que son la clave para que los presos tengan éxito en el mundo real. La única conclusión a la que puedo llegar es que está diseñado para fracasar.

Parece que me he salido un poco por la tangente, así que volveré a hablar del corredor de la muerte. Una de las cosas que siempre me preguntan es cómo son las comidas. Como dije en una columna previa, sirven dos comidas, desayuno y cena. El desayuno es generalmente un cereal instantáneo, como harina, con algo como un huevo cocido o un par de pancakes, y por supuesto, el favorito puré de patatas cubierto con gravy. Siempre hay media pinta de leche y quizás una tacita (5 oz.) de zumo de naranja o manzana. La cena es generalmente un plato de judías, arroz o fideos. Una vez a la semana hay también pollo y una rebanada de roast beef, pero la mayoría de las veces ponen perritos calientes o empanadas de pescado.

En algunas fiestas, como en Navidad, pueden tener un menú especial. Hace unos años, en Navidad, la prisión sirvió un filete a todos. Cuando me enteré de lo que iban a poner, lo empecé a esperar ansiosamente, porque no había probado un filete en años. Estaba durmiendo cuando el carrito de la comida llegó a mi celda, y salté de la cama para observar a través de los barrotes cómo me servían el plato. Debería mencionar que todas nuestras comidas son servidas en platos de papel, y que los utensilios son el tipo de cucharas y tenedores de plástico que se utilizan en los picnics. El guardia pasó mi bandeja a través de la apertura, y me senté en mi litera para comer. No tenemos pupitres ni mesas, así que todo el mundo come con el plato en las rodillas o en la cama. Como era invierno, llevo un Long John, más un gran par de calcetines de lana, y un pañuelo en la cabeza para que el pelo largo no me caiga por la cara. Habiéndome acabado de despertar, estaba despeinado y seguro que parecía un salvaje.

Dado que los platos son de papel, y los utensilios son de plástico, es imposible cortar nada con ellos. Así que, pareciendo un salvaje, sentado en mi litera agachado sobre mi bandeja como un perro vigilando su hueso, tengo mi “filete” agarrado fuertemente entre las manos, mientras empiezo a roerlo. Es una cosa dura como un zapato de cuero, y es toda una odisea conseguir comerte un trozo. Me imagino que la maldita vaca murió de vieja. Mientras estoy sentado royendo trozos de carne, el guardia que trae el café se para enfrente de mi celda y mira dentro de ella. Todavía estoy ocupado royendo esa cosa, pero le veo por el rabillo del ojo y veo cómo abre los ojos y hace un ruido raro mientras se aleja de los barrotes. No estoy seguro de por qué, pero ver al tipo me proporciona una pequeña satisfacción. Supongo que la diversión en el corredor de la muerte está donde puedes encontrarla... así que estas son nuestras comidas, más un cuento de Navidad y un bonus.

Acabo de releer esto y me parece aburrido. Estoy demasiado perezoso como para repetirla, así que espero que no os durmais. Me marcho por ahora.

Hasta pronto,
Dean