01/02/03/04/05/06/07/08/09/10/11/12/13/14/15/16/17/18/19/20/
21
/22/23/24/25/26/27/28/29/30/31/32/33/34/35/36/37/38/39/

 


12 de Julio de 1995

Columna 5

Me fui un poco por la tangente en la última columna, así que seguiré hablando del Bloque Este (el Corredor de los Condenados II) en ésta. Antes, me gustaría responder a un comentario que se hizo sobre lo que dije en otra columna anterior. Afirmé que las encuestas demuestran que más del 80% de los americanos apoyan la pena de muerte, así que supuse que la mayoría de la gente que leía lo que escribo probablemente reflejarían eso. El comentario fue, ya que la mayoría de los oyentes de Alex son liberales, que el 80% no coincidía. Estoy de acuerdo en que la mayoría de los oyentes de Alex son liberales, así que la cifra del 80% no sería precisa. Pero esta página llega a más gente además de los oyentes de Alex, así que todavía pienso que la mayoría tenderían a ser hostiles, pero estoy de acuerdo contigo en tu punto de vista. Gracias por tu aportación.

Son más de las tres de la mañana ahora, mientras estoy aquí sentado escribiendo esto. Me quedo despierto muchas veces por la noche porque suele ser la mejor hora para escribir. El nivel de ruido ha bajado, así que es más fácil pensar y escribir sin tantas distracciones. De vez en cuando, habrá alguien que empezará a gritar en mitad de la noche, pero si enciendo la radio y me ajusto los auriculares, no me distrae demasiado. En tres o cuatro horas, el ruido volverá a bajar a su nivel normal.

Los guardas empiezan a repartir la comida matutina a las 6 y media de la mañana. Esto les lleva unos 45 minutos. Se alimenta a cada grada al mismo tiempo, así que el comienzo y el final es más o menos el mismo para todo el mundo. A las 7:30 a.m., empiezan el movimiento por el patio. Quien quiera salir al patio, debe esperar cerca de la puerta de su celda hasta que los guardas vengan a sacarlo. Antes de que te dejen salir, te registran, te desnudan, buscan entre la ropa, dentro de tu boca, bajo las pelotas y hasta en el culo. Una vez hecho esto, te puedes poner la ropa interior, los zapatos y las esposas, y te dejan salir de la celda. Te llevas los vaqueros y la camisa debajo del brazo. Antes que que te permitan entrar en el patio que te han asignado, te pasan un detector de metales para asegurarse de que no llevas armas.

Hay cuatro patios en el Bloque Este, para los reclusos condenados. Te asignan un patio según si tienes problemas con alguien. Cada patio es aproximadamente de 40 pies por 60. Hay un aro de baloncesto, algunas pesas, una barra de levantamiento, y dos mesas para jugar a las cartas. En una esquina, también hay una ducha, un lavabo y un retrete. Alrededor de 60 ó 70 tíos son asignados a cada patio, unos cuantos más en algunos patios, menos en otros.

Yo fui una vez al patio, pero dejé de hacerlo. Era demasiado arriesgado y pensé que podría aprovechar mejor el tiempo en mi celda. Hay un par de tipos que opinan lo mismo y tampoco van más al patio. Ir al patio no merece la pena con toda la mierda que conlleva. Por una cosa, nunca sabes cuándo habrá una pelea y los guardas empezarán a disparar. Puede que no te disparen a ti, pero cuando estás en un espacio tan reducido siempre existe el riesgo de ser alcanzado por una bala que rebote.

La primera vez que fui al patio, un par de días después de llevar al Bloque Este, estuve dando vueltas por el patio para aliviar tensiones y ver un poco el entorno. Mientras hacía circuitos alrededor del recinto, noté que el hormigón tenía un montón de agujeros. Más tarde, estaba tumbado contra la tapia con uno de los chicos y le comenté lo mal hecho que estaba el hormigón. El tío me miró como si estuviera de coña. Se rió y dijo, "No es lo mal hecho que está el hormigón, es lo mal que lo han dejado". Resultaba que todos los desconchados que yo había visto eran de las balas que se disparaban en el patio durante los altercados. Fue en ese momento cuando empecé a preguntarme si de verdad quería rondar un sitio donde una parte del programa de ejercicios era esquivar balas.

Creo que lo que finalmente me hizo decidirme fue la "Chimenea". Todos los días cuando iba al patio, acababa apoyado contra el muro. Mientras estaba allí apoyado, podía observar todo lo que ocurría a mi alrededor. Al final del pasillo de los patios es donde está la cámara de gas. Del techo de la cámara sale una enorme tubería verde, usada como conducto de ventilación para el gas venenoso después de una ejecución. Me sorprendí a mí mismo mirando fijamente la tubería todos los días y preguntándome si por esa tubería saldría algún día el gas venenoso usado para ejecutarme. Fue poco después de esto cuando me di cuenta de que ya no me apetecía estar en el patio.

Hasta pronto,
Dean